Testimonio de Luz «Salvado por Dios justo a tiempo»

Por Revista Rayo de Luz, el October 1, 2019

Soy oriundo de Haina, Provincia San Cristóbal, República Dominicana. En mi familia, en orden cronológico, soy el segundo de siete hermanos. En mi infancia crecí mirando a mi padre maltratar a mi madre; y en ocasiones, recibí malos tratos, también.

Fruto de esto, a la edad de 8 años, mi abuela me llevó a vivir con ella, lo que provocó que de alguna manera aumentara el rechazo de mi padre hacia mí. Mi abuela, indignada de ver todo lo que yo sufría cada vez que me escuchaba decir que mi padre me había amenazado, me contó la realidad de lo que había sucedido: “mi padre me había rechazado desde el vientre de mi madre”.

Luego, mirando la gran diferencia respecto al trato de mi padre con mis 

hermanos y los regaños que yo recibía en la casa de mi abuela, en dos ocasiones en mi habitación intenté quitarme la vida. Por gracia de Dios, en la última ocasión, vi una Biblia que uno de mis tíos había dejado en aquella habitación; la tomé, y leyendo en el pasaje de Isaías 43, a partir del versículo 1, escuché a Dios decirme: ¨Tú eres mío¨, y mi corazón se llenó de su paz.

Fui formado en la fe Católica gracias a la enseñanza de mi madre, sin embargo no vivía la profundidad de la gracia que Dios provee, a través de la Iglesia. A finales del año 2005, recibí una invitación de una tía paterna a un retiro familiar con un predicador católico. Mi padre se enteró de dicho retiro y me preguntó que si no iría a ver a dicho predicador, para el cual él había trabajado como chofer. Esto me 

llamó la atención y decidí participar de aquel retiro. ¡Vaya  sorpresa!, todo lo que Dios dijo a través de aquel predicador era relacionado a hijos que habían sufrido maltrato de sus padres, y cómo Dios, a través de su amor y su perdón, los estaba restaurando en ese preciso momento.

En una conversación personal con dicho predicador, él me hizo la invitación a participar en un Seminario de Vida en el Espíritu en la Casa de la Anunciación, y luego al curso Felipe en la Escuela de Evangelización san Juan Pablo II. Allí conocí de forma real, viva y presente el amor misericordioso de Dios Padre. Entonces, continué tomando los cursos de dicha Escuela y en la medida que me iba formando y adquiriendo madurez espiritual, el Señor me concedió la oportunidad de perdonar a mi padre.

Hoy en día nuestra relación ha cambiado, tenemos una buena amistad y ahora él tiene mucha confianza en mí.

Actualmente, le sirvo al Señor colaborando en la Escuela de Evangelización san Juan Pablo II y también en el Ministerio La Sagrada Familia de la Casa de la Anunciación, junto a mi esposa.

De ahí que, si estás pasando por una situación como la que yo viví, te invito a que pidas al Señor que reboce tu corazón de su amor, para que puedas perdonar, sin importar por lo que hayas pasado. Perdonar nos da la paz y la alegría que necesitamos para ser felices. Dios te bendiga hoy y siempre.

 

– Santiago De Los Santos Germán

 

COMENTARIOS
  1. Laura Ramírez says:

    Muy bueno ver como Dios toca y cambia nuestras vidas!!

  2. Digna Muñoz C. says:

    Perdonar no ayuda a vivir el en la gracia de Dios y da paz

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