Escrito por: Padre Rodrigo Hernández
/// Todas las familias tienen que organizarse, y cuanto más grande es la familia, más necesario es tener que estar organizados, porque si no, esa casa se convierte en una especie de caos continuo. Lo mismo sucede con las comunidades: cuanto más grandes son las comunidades, más requieren de una cierta organización para poder atender bien a todas las áreas. Eso es lo que pasa con la Iglesia Universal.
Son muchas las áreas en las que la Iglesia está presente en el mundo, muchos y muy distintos los temas en los que tiene presencia. Por eso, desde el Vaticano -lugar donde está centralizado la autoridad de la Iglesia-, se proponen distintos «departamentos» para abordar todas esas áreas. Esos departamentos, son llamados Dicasterios.
Los Dicasterios
Están presididos por un Cardenal Presidente y formados por una gran comisión de expertos en los temas que aborda. Ellos son: obispos, sacerdotes, religiosos, laicos… ¡hay de todo! Hombres y mujeres que trabajan para sacar adelante ese área en el que la Iglesia tiene presencia.
¿Por qué lo preside
un cardenal?
Para entender bien esto, es bueno que nos remontemos bastantes siglos atrás: los cardenales son los párrocos de la diócesis de Roma. Aun hoy, todos los cardenales tienen un «título», es decir, son titulares de alguna de las parroquias romanas. Ellos colaboraban aconsejando y también corrigiendo al Papa, que es el obispo de Roma, en las cuestiones donde habían de intervenir, así como elegir al nuevo Papa. De ahí que, siguiendo esa tradición antigua, sea un Cardenal quien presida esos Dicasterios.
La Curia Romana
La totalidad de los organismos que trabajan en el Vaticano es lo que llamamos la Curia Vaticana. Con ello se pretende ejercer la cura de almas, y llevar la Palabra de Dios a todas las áreas donde un ser humano pueda estar.
Dentro de la curia Vaticana, se abordan todo tipo de temas: desde la organización del Estado Vaticano y su economía, hasta las obras de arte, la vida de los religiosos y los obispos, los sacerdotes, laicos, la familia, etc. También está, por ejemplo, el Pontificio Consejo de Diálogo Interreligioso, donde se estudian los distintos aspectos de las distintas religiones para poder tener un diálogo con todas ellas. De ahí han surgido grandes acercamientos, donde cada día más podemos tener un dialogo sincero y bueno con los hermanos de otras religiones.
También existe la Congregación de la Evangelización de los Pueblos, un conjunto de instituciones que estudia cómo llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo por medio de los misioneros, es decir, aquellas personas que se prestan a llevar el Evangelio allá donde la Iglesia los envíe.
Los territorios de misión, por medio de las Obras Misionales Pontificias, que es la parte del Vaticano que se ocupa de todo el área de las misiones, de su desarrollo, evangelización, promoción social y cultural; así como de las ayudas que necesitan en tierras de misión. Es ahí donde llega la Colecta del DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones), en octubre, para que se reparta bien entre las diócesis del mundo que son más necesitadas de ayuda material. En esto, se hace una labor bellísima, porque toda la Iglesia ayuda a la Iglesia necesitada y, gracias a esa institución, nuestras ayudas -pequeñas o grandes-, llegan a los refugiados de Medio Oriente, o a ayudar en Camboya a gran cantidad de niños que han perdido miembros de sus cuerpos por culpa de las minas anti persona.
el Pontificio Consejo de Diálogo Interreligioso, donde se estudian los distintos aspectos de las distintas religiones para poder tener un diálogo con todas ellas.
¿Cómo funcionan
los dicasterios?
Estos departamentos tienen dos modos de funcionar: con asambleas plenarias, y con las asambleas ordinarias. A la asamblea plenaria han de acudir todos los miembros del departamento, y será al menos una vez al año; y a las asambleas ordinarias acuden únicamente los que están en Roma. Evidentemente, todas estas reuniones, que son para programar el trabajo, revisar lo trabajo y la toma de decisiones, se prevén con tiempo y se prepara un orden del día bastante exhaustivo. Así, todos los que acuden saben bien adónde van y a qué.
¿Para qué sirve
todo esto?
Esta es una pregunta muy común a la hora de mirar hacia el Vaticano. Evidentemente, podría haber sido de otra manera o puede cambiar a otra forma de funcionar. Las estructuras son para un propósito concreto y, precisamente por eso, no son estáticas (el mismo Papa Francisco ha creado dos nuevos dicasterios). Pero sirven para servir a la Iglesia.
Gracias a que hay gente que se dedica a tiempo completo a la organización, revisión y promoción de los diferentes aspectos de la vida eclesial hay otros, que pueden dedicarse a tiempo completo a otras tareas más de campo, o sobre el terreno.
Algo parecido sucede en cada diócesis. Toda diócesis organizada tiene un obispado, o arzobispado; que es el lugar donde están las oficinas centrales y desde donde se lleva a cabo la organización de la vida diocesana para que haya una cierta homogeneidad en las distintas acciones y no vaya cada uno por un camino distinto. Existen las vicarías de pastoral, de la salud, de comunicación o de la familia entre otras. Desde ahí se coordinan todas las actividades y documentos diocesanos que ayudan a las parroquias y al resto de comunidades a ir «todos a una».
¿En las parroquias? Igual. Está el consejo pastoral y el consejo económico, del mismo modo que están los visitadores de enfermos o los ministerios de música, todos con un coordinador al frente y acompañados de gente que colabora para sacar adelante esos ministerios.
En la Curia romana
existen dicasterios
y otros organismos.
Los dicasterios pueden ser de cuatro tipos: Congregaciones, Pontificios Consejos, Tribunales y Oficinas, además de la Secretaría de Estado. Los dicasterios responden a una estructura colegiada de organización. De hecho, el mismo nombre de Congregación, que se usa para los dicasterios más importantes y de mayor tradición, corresponde con la estructura colegiada que desde antiguo han tenido los dicasterios: se llamaron Congregaciones porque los Cardenales se congregaban para estudiar los asuntos que el Papa les confiaba.
Actualmente existen nueve Congregaciones (o dicasterios): la Congregación de la Doctrina de la Fe, la Congregación para las Iglesias Orientales, la Congregación del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos, la Congregación de las Causas de los Santos, la Congregación para los Obispos, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (también llamada de Propaganda Fide), la Congregación para los Clérigos, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y la Congregación de los Seminarios e Instituciones de Estudios.
Si quieres conocer más profundamente cómo funciona todo esto, visita la página de nuestros amigos de catholic.net y busca «La Curia Vaticana». Tienen informaciones muy completas de cómo funciona todo esto.
Una institución
organizada, funciona.
Podríamos decir que lo que sucede en el Vaticano es como los consejos de las parroquias o de las comunidades a las que pertenecemos, pero mucho más grande. Porque su tarea abarca un espacio y unas competencias más grandes. De ahí que se surja la curia vaticana como instrumento de servicio a la Iglesia universal.
Fuente: REVISTA ION CORRIENTE ALTERNA | Edición 26